Superman según Alan Moore, el mejor guionista de cómics de la historia. A mediados de los noventa, Moore estaba enfrascado en proyectos minoritarios, como From Hell y Lost Girls, y veía como los cómics de superhéroes habían adoptado unilateralmente la visión irónica y violenta que él había contribuido a popularizar con Watchmen o Miracleman. Tenía la necesidad de recuperar el espíritu clásico de las historietas de los años cuarenta y cincuenta, la Edad Dorada del cómic estadounidense, y surgió una ocasión inmejorable: Rob Liefeld, el creador de Supreme, una imitación oscura de Superman, le ofreció el guión del personaje. Moore aceptó con una sola condición: libertad creativa total. Evidentemente, se la dieron. Cuando se hizo cargo de Supreme, Moore decidió ignorar las aventuras anteriores del héroe y tratarlo como si llevara más de cuarenta años publicándose, de modo que creó para él un universo totalmente nuevo que parecía haber existido toda la vida. Tomó como modelo la mitología de Superman: Suprema tiene un cuartel general en la Ciudadela; una versión juvenil del héroe, Kid Supreme; Suprema, una hermana superheroína; un mineral letal, el Supremio; un archienemigo, Darius Dax… y lo que es mejor, un álter ego en la vida normal que no es periodista, sino ¡dibujante de cómics! Todos estos elementos hacen de Supreme una genial vuelta de tuerca al mito del hombre de acero.
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